viernes, 25 de marzo de 2016

La gravedad de la Tierra por el satélite GOCE


Aunque el satélite GOCE de la ESA ha dejado de existir, todo el conjunto mediciones que se han reunido durante estos años viajando por la periferia de nuestra atmósfera, van a permitir a los científicos medir la gravedad de la Tierra con una precisión sin precedentes.

Este estudio de la gravedad terrestre se ha producido gracias al primer sensor de gravedad en 3D en el espacio, con el que se ha obtenido una visión de nuestro planeta que nunca antes habíamos tenido.

En los cuatro años que Goce ha estado en órbita ha completado con éxito cuatro modelos de gravedad, cada uno más preciso que la anterior. Estos modelos se han utilizado para generar correspondientes 'geoides' que sigfnifica "La superficie de un océano global moldeado por gravedad".

Formado por las diferencias en la gravedad, el geoide es una referencia fundamental para la comprensión de la circulación oceánica, los cambios del nivel del mar y la dinámica del hielo.

El satélite fue diseñado para orbitar a muy baja altitud, de unos 255 km, hasta obtener las mejores mediciones de la gravedad posibles. A finales de 2012, el bajo consumo de combustible de la nave, permitió a los técnicos extender su vida y comenzaron a descender a GOCE unos 31 km para realizar mediciones aún más precisas. En este punto llegó el límite de su capacidad, pero ha sido un gran éxito científico.

Después de más del doble de su vida útil prevista en órbita, el satélite se quedó sin combustible y se dejó llevar de vuelta hacia la atmósfera en noviembre de 2013.

El quinto modelo de gravedad y geoide, que la ESA ha publicado recientemente, incluye estas mediciones finales, justo hasta que el satélite finalmente dejó de funcionar e irónicamente sucumbió a la fuerza que fue diseñado para medir.

Aunque el satélite ya no está en órbita, los científicos tienen ahora la mejor información posible a la mano acerca, de la gravedad de la Tierra.

GOCE ya ha arrojado nueva luz sobre diferentes aspectos de la Tierra y superado su objetivos originales en gran número.

Está siendo utilizado para entender cómo los océanos transportan enormes cantidades de calor por todo nuestro planeta y desarrollar un sistema global de referencia de la altura.

Se ha proporcionado información sobre la densidad y los vientos atmosféricos, mapeado el límite entre las diferentes capas de la tierra como la corteza terrestre y el manto superior, y se utiliza para entender lo que está pasando en estas capas muy por debajo de nuestros pies.

Y dentro de sus mayores logros se incluye la cartografía de una cicatriz en la gravedad de la Tierra causado por el terremoto de Japón de 2011.

El último modelo de geoide y los datos de la gravedad se utilizarán en los próximos años para un entendimiento más profundo de la Tierra.

domingo, 20 de marzo de 2016

Así morirá el Sol en 5.000 millones de años

Este es un acto final de belleza celestial. Invisiblemente enterrada en el centro de este remolino de colores de gas hay una estrella moribunda, aproximadamente de la misma masa que el Sol. Los remolinos de gas nos ofrecen una visión de futuro distante de nuestro sol. Y es que en 5.000 millones de años nuestra estrella se estará muriendo.
Se espera que nuestro sol se comporte de la misma manera que esta estrella, perdiendo sus capas exteriores para revelar el núcleo ardiente, que luego se convierte en una brasa que se enfría lentamente, conocida como enana blanca. En ese momento, la Tierra se habrá ido, quemada a medida que el Sol se muere. Pero la belleza de la muerte de nuestra estrella brillará a través del Universo.
A medida que una estrella envejece, las reacciones nucleares que la mantienen brillante comienzan a fallar. Esta incierta generación de energía hace que las estrellas pulsen de forma irregular, despojándose de sus capas exteriores hacia el espacio. Mientras la estrella arroja estos gases, el núcleo súper-caliente se manifiesta. Emite enormes cantidades de luz ultravioleta, y esta radiación hace que la envoltura de gas brille, creando la frágil belleza de la nebulosa.
La galaxia que sirve de ejemplo en la imagen se conoce como Kohoutek 4-55. Nombrada por su descubridor, el astrónomo checo Lubo* Kohoutec, se encuentra 4.600 años luz de la Tierra, en la dirección de la constelación de Cygnus. Esta imagen fue tomada por el Wide Field Planetary Camera 2 del telescopio espacial Hubble (WFPC2). La cámara se instaló en 1993 y funcionó hasta 2009, ofreciendo 16 años de observaciones sin precedentes.
WFPC2 tomó muchas de las imágenes icónicas de Hubble y ayudaron a que el telescopio espacial tenga un nombre familiar en todo el mundo. Esta toma en particular es una composición de tres imágenes, cada una tomada en una longitud de onda específica para aislar la luz proveniente de átomos particulares de gas. Las diferentes longitudes de onda han sido codificadas por color para facilitar el reconocimiento. El rojo significa gas nitrógeno, el verde muestra el hidrógeno y el azul representa oxígeno. Toda la secuencia fue capturada en 2 horas el 4 de mayo de 2009.